¿Cómo saber cuál es mi tipo de piel?
Según la American Academy of Dermatology (AAD) existen cinco tipos de piel: grasa, mixta, seca, normal o sensible. Cada tipo de piel tiene unas necesidades distintas, y necesita de una rutina facial u otra para ser su mejor versión.
Lo que no es tan fácil y puede resultar confuso es el conocer cuál es tu tipo de piel. ¿La razón? Cambia a lo largo de nuestra vida debido a diversos factores, tanto internos como externos.
Por lo tanto vamos a explicarte cómo averiguar rápidamente cuál es tu tipo de piel mediante dos métodos distintos, profundizar en cada uno de ellos y conocer cómo cuidarla de forma correcta.
¿Cómo saber cuál es mi tipo de piel?
Para saber cuál es tu tipo de piel tan solo necesitas comprobar la cantidad de sebo que produce. Ten en cuenta que tu piel y su producción sebácea cambian a lo largo del tiempo debido a factores hormonales, ambientales, genéticos, y al proceso del envejecimiento natural de la piel.
Para averiguarlo de forma rápida puedes usar los siguientes métodos:
1. Lavar el rostro y esperar
Para averiguar tu tipo de piel con este método haz lo siguiente:
- Lava tu cara con un limpiador facial suave, sécala con una toalla a toques y espera durante unos 30 minutos para ver cómo reacciona.
- Si tu piel se siente tirante y molesta es que tienes la piel seca, si la notas aceitosa al tacto es que es grasa, si notas una combinación de ambas es que es mixta y si experimentas una reacción en forma de rojeces o picor, es que tienes la piel sensible.
2. La prueba del papel secante
Si prefieres usar esta técnica, hazte con un papel secante o blotting paper.
- Asegúrate de que realizas este experimento cuando lleves varias horas sin lavar tu rostro o podrías obtener resultados confusos.
- Toma un papel secante y empieza a dar toquecitos con él en distintas áreas del rostro. Ve observando la cantidad de aceite que absorbe en cada área.
- Si notas que absorbe mucho aceite únicamente en la zona T es que tienes la piel mixta, si ocurre en todo el rostro es que tienes la piel grasa. Si apenas hay presencia de sebo en el papel es que tu piel es seca, y si existe presencia de aceite pero no es muy abundante es que es normal.
Fuente: Superhonesta
Los tipos de piel
Vamos a profundizar en las características de cada tipo de piel y cómo deben de ser sus cuidados:
1. La piel normal
La «piel normal» son los padres. Es broma (pero no). Este tipo de piel sería, irónicamente, aquella que menos abunda entre los humanos, pero que todos querríamos tener. Podríamos definirla como una piel equilibrada y moderada, que no suele dar problemas: es capaz de mantener unos niveles aptos de hidratación y segregar sebo de forma óptima, así que no tiene imperfecciones, ni sensibilidad, ni nada.
A ti también te suena raro esto, ¿verdad? A los que formáis parte de este misterioso y exclusivo club, junto a los niños y el hada madrina, felicidades: habéis ganado la lotería genética.
Cómo se siente
Cuando tienes la piel normal, no sueles sentir nada fuera de lo común. No se suele irritar, ni producir grasa en exceso, ni resecarse…
Cómo cuidarla
Para cuidar una piel normal es suficiente con una rutina facial básica que incluya un fotoprotector de uso diario, un limpiador facial y una crema hidratante apta para pieles normales a secas. Si quieres prevenir los signos de la edad puedes incorporar algún antioxidante, ácido y/o retinol. A nivel de equilibrio de secreciones sebáceas, no es necesario que hagas nada (ya está equilibrada).
2. La piel seca
A la piel seca le falta aceite: se caracteriza principalmente por una producción de sebo insuficiente. Los poros pueden ser prácticamente invisibles por esta razón, y suele tener cierta opacidad, tono apagado o falta de brillo. Las zonas más secas pueden descamarse o presentar rojeces. Las líneas finas o arrugas se perciben con más facilidad.
Es muy habitual que tengamos la piel seca a partir de los 40 años, por eso es tan importante usar productos que ayuden a hidratar y aportar el aceite que le falta y tanto necesita. Esta es una buena rutina para pieles secas.
Cómo se siente
Oh, querida, si tienes la piel seca es probable que ya te hayas dado cuenta. Después de que el agua roce tu piel sueles notar tirantez o picor, su manera de pedirte para que le untes una crema hidratante para piel seca rica y nutritiva. Hay algunas zonas rugosas en tu rostro o en tu cuerpo, y que suelen descamarse en las áreas más secas. Suele ser sensible a los cambios en el entorno, como el nivel de humedad del aire, el frío o el calor, la radiación solar…
Cómo cuidarla
Para cuidar una piel seca es necesario incorporar productos que contengan ingredientes hidratantes y suavizantes, como las ceramidas, la glicerina o el ácido hialurónico. Evita limpiadores faciales fuertes y apuesta por los que sean en formato cremoso. Los dermatólogos aconsejan no usar agua caliente en tus lavados faciales o duchas para evitar resecar tu piel en exceso.
3. La piel grasa
Lo has adivinado: la piel grasa produce sebo de forma excesiva. Tus glándulas sebáceas tienen main character syndrome y se sienten las protagonistas de su película, produciendo sebo a diestro y siniestro. La cara te brilla y tienes los poros dilatados, y en muchas ocasiones se taponan, convirtiéndose en puntos negros. Es probable que veas imperfecciones de forma habitual y seas propensa a los brote de acné.
Cómo se siente
Una piel grasa se siente, como su nombre indica, grasa: hay una película aceitosa visible que recubre la integridad de tu rostro, aunque lo hayas lavado con un gel limpiador hace menos de una hora. Puede llegar a ser muy frustrante, por eso es importante que aprendas a cuidarla para regular la secreción de grasa de tus poros y conseguir una tez más equilibrada (no, no debes arrancarle sus aceites naturales con limpiadores agresivos).
Cómo cuidarla
Una piel grasa tiene una barrera cutánea sana en general, pero queremos regular las secreciones sebáceas para evitar brotes de acné. Usa limpiadores suaves en gel, sé cuidadosa con el lavado de cara e incorpora ácido salicílico o niacinamida en algún paso de tu rutina. No te olvides de proteger tu piel del sol para evitar que empeore la apariencia de los poros dilatados. Usa una crema hidratante en formato gel o muy ligera para no taponarlos.
4. La piel mixta
La piel mixta es, según mi punto de vista, la que deberíamos llamar «normal». ¿La razón? Es la que tenemos la mayoría de las personas: es más seca en las áreas más externas del rostro y las mejillas y con tendencia más grasa y a las imperfecciones en la zona T: frente, nariz, y barbilla. En resumen, es la combinación de la piel seca y la piel grasa, pero en diferentes zonas del rostro.
Tu objetivo cosmético debería ser equilibrar las zonas más grasas de tu rostro, pero proporcionarle la suficiente hidratación y nutrición. Es probable que te cueste encontrar productos que te gusten (hasta que encuentras los que te gustan, claro está). Tanto si tienes la piel grasa como mixta, te gustará esta rutina para pieles grasas y mixtas.
Cómo se siente
La piel mixta se siente grasa en la zona T, pero más seca en otras partes del rostro. Por eso puedes notar la piel tirante en ciertas áreas después de lavarte el rostro, pero sentir como tu frente, nariz y barbilla se animan a segregar grasa al cabo de unas horas.
Cómo cuidarla
Para cuidar tu piel mixta seguramente necesitarás un poco de prueba-error para encontrar los productos que mejor te funcionen. Usa un limpiador en el formato que quieras, pero que sea no comedogénico y no engrase la piel en exceso. Tu crema hidratante no debe contener aceites pesados, y tu protector solar debe ser hidratante sin proporcionar brillos excesivos.
5. Piel sensible
Puede que tú no seas piscis, pero tu piel sí tenga la sensibilidad de un signo de agua. La piel sensible no sería exactamente un tipo de piel, porque puedes tener la piel grasa y sensible, o seca y sensible (es más común esto último, por cierto), pero sabrás que la tuya lo es porque es intolerante a casi todo. Cualquier estímulo externo, como el frío, la luz solar o la aplicación de un nuevo sérum, puede provocar cierta reactividad en tu piel en forma de rojez, picor o irritación. Eres proclive a alergias.
Tu rutina del cuidado de la piel debe ser minimalista y libre de perfumes. Y ni se te ocurra ponerte a probar productos al tuntún: eso para ti sería un deporte de riesgo.
Cómo se siente
La piel sensible se siente delicada y reactiva. Estás alerta por si algo le sienta mal a tu piel, y es probable que tengas la piel tirando a seca. Sabes que cualquier agente externo podría provocar picor en tu piel, así que vas con cuidado con lo que le echas encima de forma intuitiva.
Cómo cuidarla
La piel sensible necesitará productos específicamente diseñados para ser usados sobre este tipo de piel. Que sean sin perfume ni otros irritantes. Antes de añadirlos a tu rutina pruébalos en otra área de la piel que no sea el rostro para comprobar que son compatibles con tu piel.
Qué saber sobre la clasificación actual de los tipos de piel
No falla: cuando entramos en una tienda donde venden cosmética nos sentimos abrumados ante tal despliegue de productos. Luego, cuando empezamos a mirar los packagings de forma individual, se nos va pasando ese agobio. Leemos «gel para pieles mixtas y grasas», «crema para pieles muy secas» o «bálsamo para piel sensible» y nos sentimos tranquilos: ya nos situamos y sabemos qué elegir.
Eso ocurre porque a la hora de comprar un cosmético, nos orientamos a partir del que creemos que es nuestro tipo de piel. Pero, ¿sabías que eso del tipo de piel, tal y como lo entendemos en general, no es algo científico? Es una clasificación de marketing cosmético que nos ayuda a decantarnos por un producto de skincare u otro. De hecho, se dice que fue Helena Rubinstein quien en 1900 «inventó» los tipos de piel mas extendidos hoy en día: piel seca, piel mixta, piel grasa, y piel normal.
Sí existen, tal y como los entendemos, en el área de la industria cosmética, y están más basadas en nuestra percepción. Los profesionales de la piel y dermatólogos utilizan clasificaciones centradas en otras características, como la escala de Fitzpatrick, que determina el fototipo de la piel. De hecho, este estudio confirma que las clasificaciones «antiguas» se han quedado obsoletas. También profundizan mucho más en el análisis de las necesidades de la misma, a nivel de lípidos, hidratación o producción de colágeno, entre otros. De hecho, en un futuro no muy lejano ya no estaremos hablando de tipos de piel, porque la cosmética será mucho más personalizada y atenderá necesidades individuales.
Pero ojo: eso no significa que la clasificación que se hace en cosmética sea mala, de hecho, nos sirve de guía para comprar productos que nos funcionen, pero sí puede estar un poquitín sesgada. ¿El motivo? Nuestra piel es dinámica y va cambiando a lo largo de nuestra vida, por lo tanto tendríamos distintos «tipos de piel» según el momento. Si vivimos en un lugar muy húmedo y viajamos a un lugar seco, percibiremos más sequedad en nuestra piel. Al experimentar un cambio hormonal podemos sufrir algo de acné, igual que con unos hábitos de vida perjudiciales: si bebemos mucho alcohol o consumimos tabaco también lo veremos reflejado en ella.
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