Cómo conseguir el efecto piel bronceada este verano (sin exponerte al sol)
Que sí, que ya nos han repetido por activa y por pasiva que tomar el sol en verano como una lagartija está prohibidísimo si lo que queremos es mantener nuestra piel sana y en buenas condiciones durante el resto de nuestras vidas.
Pero, come on: ese vestido blanco no queda igual sobre una piel blanca que sobre una piel bronceada. Ni ese bikini color verde pastel. Ese «qué bien te sienta el moreno» no es algo que vayamos a olvidar fácilmente. El colorcito de una piel ligeramente bronceada es algo que le da vidilla a cualquiera, así que no vamos a renunciar a ello tan fácilmente.
¿Solución? No, no es volver a tomar el sol como hacíamos casi todos años atrás. Hay algunas técnicas de maquillaje que podemos aplicar sin dejarnos la salud de nuestra piel, en verano y en cualquier estación del año. No sin antes fotoprotegernos a diario mediante un protector solar facial e incluso corporal cuando vayamos a estar muy expuestas al sol.
Ahí van algunos trucos para conseguir el efecto bronceado sin arriesgarnos perjudicar nuestra piel. ¡Empecemos!
1. Usa un autobronceador facial
Sí, el paso más evidente de todos para emular una piel con un glow de verano es el uso de un autobronceador. De hecho, es una buena base sobre la que construir todo lo demás. Los hay corporales, pero también autobronceadores faciales para el rostro con fórmulas súper cómodas de aplicar y resultados espectaculares. Los hay en formato bruma, gotitas que se mezclan con tu crema hidratante, mousse… para todos los gustos.
Normalmente tienen una duración de unos tres días aproximadamente: un consejo para que dure más es evitar el uso de desmaquillantes en aceite, exfoliar la piel de manera previa, y por supuesto, evitar la exfoliación tanto física como química en los días siguientes a la aplicación de un autobronceador.
El autobronceador facial en bruma de Isle of Paradise
2. Hazte con unos polvos bronceadores
Otro obvio paso para oscurecer un poco el tono de piel en puntos clave y conseguir esa apariencia tostada es esculpir el rostro con unos polvos bronceadores un poco más oscuros de lo habitual (a ver, siempre deben quedar naturales, así que no te pases con tonos demasiado oscuros).
La técnica para aplicarlos es mediante una brocha redondita, recogiendo poco producto y construyendo poco a poco y haciendo un poco de contouring en la parte alta de la frente, debajo de los pómulos, y sobre nariz y barbilla.
Los polvos bronceadores de MAC
3. Usa un producto de contouring en stick
Una alternativa a los polvos bronceadores (o como paso previo incluso) son los productos de contouring o bronceado en formato stick. La ventaja de este tipo de producto es que se deslizan con facilidad y son muy fáciles de difuminar, aptos para las más torpes. Los puntos de oscuridad que queremos conseguir son los mismos que buscaríamos con el uso de unos polvos bronceadores.
El bronceador en stick de Milk Makeup
4. Utilizar un colorete de un tono más rojizo de lo habitual
Otra de las claves para conseguir el efecto de piel un pelín quemada por el sol es utilizar un colorete un poco más subido de tono de lo habitual. Úsalo en la parte central de las mejillas y encima del puente de la nariz, que son las zonas que suelen quemarse de forma natural con la exposición solar prolongada.
El blush líquido de Rare Beauty
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